La resonancia magnética multiparamétrica de la próstata (RMmp) tiene un papel muy importante en la detección del cáncer de próstata (CaP)1, estimulando a los expertos a realizar esfuerzos en estandarización de protocolos y análisis de las imágenes2. Luego de la aparición del Prostate Imaging Report and Data System (PI-RADS) v1 en 2012, limitado en variabilidad e interpretación, surgió una modificación en 2015 con la versión PI-RADS v2, destinada a mejorar la estandarización en la interpretación de la RMmp. Con un similar marco general, surgió en 2019 el PI-RADS v2.13. En esta versión se realizaron cambios en adquisición de imágenes, destacando secuencias ponderadas en T2 axial y al menos un plano ortogonal; difusión con un valor b alto (≥ 1.400 s/mm2); resolución temporal para contraste de no más de 15 segundos; cambios en interpretación con respecto al comportamiento de difusión o realce con el contraste en la zona transicional y periférica, además de aclaraciones para lesiones de la zona central y fibromuscular anterior y comentarios iniciales sobre resonancia biparamétrica, entre otros3,4.
Son importantes los esfuerzos de los radiólogos interesados en validar el sistema de reporte v2.1 en nuestras latitudes. En el estudio de Múnera-Orozco et al. Concordancia inter- e intraobservador del puntaje PI-RADS 2.1 del Colegio Americano de Radiología, publicado en este número, se divulga como en otras publicaciones la importancia del uso del sistema de informe y la buena concordancia entre lectores con v2.1, sobre todo en lesiones de categorías altas5, dato relevante teniendo en cuenta que el objetivo principal del sistema es la detección del CaP clínicamente significativo (CaPcs). Hallazgos similares han reportado Byun et al., con una concordancia aceptable entre lectores para puntuaciones ≥ 3 en v2.1 ligeramente mayor que la de v2 y donde se reporta además mayor sensibilidad y especificidad de v2.1 con respecto a v2 para lesiones de categoría altas ≥ 3 en la zona transicional aunque no de forma significativa5. Bhayana et al. también reportaron mejoras en la concordancia entre observadores usando v2.1 en la zona periférica6. Es de resaltar la buena concordancia intraobservador reportada en el trabajo, lo que habla de buena reproducibilidad del sistema, tema del que no hay suficientes datos publicados en la actualidad en v2.1.
Si bien en el trabajo de Múnera-Orozco et al. no hubo diferencias significativas con el nivel de experiencia de los lectores, se debe tener en cuenta que aún sigue habiendo características con evaluación subjetiva, más en lesiones de bajo riesgo donde la experiencia del radiólogo puede hacer la diferencia, como se reportó en el trabajo de Annamalai et al. sobre concordancia y precisión con v2.12, dato que podría sumar a la menor concordancia en categorías bajas reportado en el estudio mencionado. Labra et al. publicaron también acuerdo sustancial entre radiólogos utilizando el v2 para la detección de lesiones sospechosas, mayor entre lectores más experimentados7; similares datos también publicados por Mussi et al. con buena concordancia entre lectores con v2, que mejora a medida que aumenta su experiencia8.
Sería de interés en próximos estudios evaluar la correlación histológica para intentar determinar el valor de la interpretación, también garantizar un mejor control de la adquisición de las imágenes, dato no controlable en este estudio retrospectivo. La estandarización de los protocolos de adquisición es el punto de partida para un mejor análisis de las imágenes9.
En cuanto a trabajos que evalúan rendimiento comparativo de v2.1, aún son limitados por tamaño de las muestras y cohortes retrospectivas; algunos muestran cierto grado de mejora, otros no encuentran diferencias estadísticamente significativas2.
Se proponen, entonces, oportunidades de mejora del sistema de informe en pro de la reproducibilidad y exactitud diagnóstica, por ejemplo: protocolos de adquisición más detallados, los parámetros técnicos generales mínimos sugeridos pueden ser insuficientes para lograr la imagen esperada10, estandarización de los cambios de intensidad de señal de fondo que pueden afectar la detección de CaP, evaluar la creación de una nueva categoría como en casos de lesiones mucinosas o lesiones diferentes a adenocarcinoma5, inclusión de parámetros cuantitativos para agresividad además del tamaño de la lesión11, evaluación del riesgo de extensión extraprostática estandarizando hallazgos como contacto capsular, abultamiento, irregularidad o ruptura capsular12.
Si bien gracias a las modificaciones en el sistema de informe se han obtenido mejoras en cuanto a reproducibilidad y exactitud diagnóstica para detección de CaPcs, que es su rol fundamental, el PI-RADS es un documento activo en espera de nuevos estudios de validación y futuros cambios a medida que surjan más datos4,9.